jueves, julio 07, 2011

«Principios de Reconstrucción Social». Londres (1916)

Bertrand Russell

El ser humano teme al pensamiento más de lo que teme a cualquier otra cosa del mundo; más que la ruina, incluso más que la muerte.

El pensamiento es subversivo y revolucionario, destructivo y terrible. El pensamiento es despiadado con los privilegios, las instituciones establecidas y las costumbres cómodas; el pensamiento es anárquico y fuera de la ley, indiferente a la autoridad, descuidado con la sabiduría del pasado.

Pero si el pensamiento ha de ser posesión de muchos, no el privilegio de unos cuantos, tenemos que habérnoslas con el miedo. Es el miedo el que detiene al ser humano, miedo de que sus creencias entrañables no vayan a resultar ilusiones, miedo de que las instituciones con las que vive no vayan a resultar dañinas, miedo de que ellos mismos no vayan a resultar menos dignos de respeto de lo que habían supuesto.

¿Va a pensar libremente el trabajador sobre la propiedad? Entonces, ¿qué será de nosotros, los ricos? ¿Van a pensar libremente los muchachos y las muchachas jóvenes sobre el sexo? Entonces, ¿qué será de la moralidad? ¿Van a pensar libremente los soldados sobre la guerra? Entonces, ¿qué será de la disciplina militar?
¡Fuera el pensamiento!

¡Volvamos a los fantasmas del prejuicio, no vayan a estar la propiedad, la moral y la guerra en peligro!
Es mejor que los seres humanos sean estúpidos, amorfos y tiránicos, antes de que sus pensamientos sean libres. Puesto que si sus pensamientos fueran libres, seguramente no pensarían como nosotros. Y este desastre debe evitarse a toda costa.

Así arguyen los enemigos del pensamiento en las profundidades inconscientes de sus almas. Y así actúan en las iglesias, escuelas y universidades.
Bertrand Russell

1 comentario:

Pigmalión dijo...

Joder Victor. Qué olvidado tenía yo a este hombre y qué sobredosis de realidad y verdad hay en lo expuesto.

A veces no sé cuánto de miedo hay en mi capacidad de dejar fluir este pensamiento mío, pues cuando lo dejo ir acabo viendo realidades más que incómodas y mucho que cambiar, empiezo por mí mismo.

desde este caluroso verano maño y con la cercanía de tu preciosa hija te envío un saludo enorme. También te digo de corazón que echo de menos alguna conversación donde las ideas fluyeran ajenas al yugo del pensamiento correcto y educado.

Un abrazo amigo