"Reproduzca esta información, hágala circular por los medios a su alcance: a mano, a mimeógrafo, oralmente. Mande copias a sus amigos: nueve de cada diez las estarán esperando. Millones quieren ser informados. El Terror se basa en la incomunicación. Rompa el aislamiento. Vuelva a sentir la satisfacción moral de un acto de libertad. Derrote el terror...” Rodolfo Walsh. Periodista argentino secuestrado y asesinado por la dictadura de su país, 25 de marzo de 1977.
Plataforma Civil por la Libertad de los Presos Políticos Mapuche – Barcelona
VIENA, AUSTRIA
Graben con Stephanplatz, 17:00 horas
TORONTO, CANADA
at 16 Spadina Street (Bloor Ave.West and Spadina Native Canadian Centre of Toronto, 6:00pm
PUELMAPU, ARGENTINA Con motivo de llevarse a cabo jornadas internacionales de solidaridad con los Presos Políticos Mapuche en huelga de hambre en las cárceles chilenas y cumpliéndose ya 65 días, convocamos para el día miércoles 15 de Septiembre a toda la comunidad en general; a las organizaciones y particularmente a todos los hermanos mapuche a participar de las distintas actividades que realizaremos en la localidad de El Bolsón.
6:00 hs Rogativa en el rewe de Don Casimiro Huenelaf en el Barrio Usina dando comienzo a un ayuno solidario. 14:00 hs Se realizará una radio abierta en el predio de la carpa cultural “Todos por el Teatro” detrás del Centro Cultural Eduardo Galeano. 17:00 hs Marcha por el centro de la localidad.
Firmado: Mapuches Autoconvocados por la libertad de los presos políticos Guluches.
Hoy miércoles 8 de septiembre se realiza la cuarta jornada de movilización nacional e internacional por la libertad de los presos políticos mapuche, cuando se cumplen 59 días en huelga de hambre. En Santiago la marcha será a las 7 p.m., desde Alameda con Ahumada.
El jueves 9 se realizará el segundo acto “por la vida y el derecho a existir” en el Parque Almagro, también en Santiago, a las 18:00 horas.
“En concreto, decimos que esta medida no la dejaremos hasta que nuestra demandas sean concretadas y documentadas. Amigos y hermanos, nuestra lucha por la justicia sigue en pie. No decaeremos, es sólo el cuerpo que se está debilitando”, comunicaron a la comunidad los presos políticos mapuche en huelga de hambre.
La Coordinación de Familiares de los 34 mapuche en huelga de hambre, que comenzó el 12 de julio, comunicaron su “profunda preocupación por el estado de salud y el deterioro físico y psicológico que nuestros familiares ya han presentado, como descompensaciones cardiacas y renales. Hasta la fecha han perdido más de 20 kilos y sobre el 20% de su peso inicial, lo que desde el punto de vista médico se estaría entrando en una etapa critica”.
CONVOCATORIAS EN CHILE
SANTIAGO
Alameda con Ahumada, 19:30 hrs.
Convocan: Coordinación de familiares de presos políticos mapuche en huelga de hambre, (Cooams), Frente amplio de solidaridad con el Pueblo Mapuche.
VALDIVIA
Mitín informativo desde las 13:00 horas con música en vivo en la Plaza de Armas y una marcha desde el terminal de buses a las 17:30 horas.
Convoca: Coordinación de familiares de presos políticos mapuche en huelga de hambre, rente amplio de Valdivia, hogar weliwen.
CONCEPCIÓN
Plaza Perú, 11:00 horas.
Convoca: Coordinación de familiares de presos políticos mapuche en huelga de hambre, Hogares mapuche.
VALPARAISO
Plaza Victoria, 18:00 horas
TALCA
Plaza Victoria (2 sur 7 y 8 oeste), 18:00 horas.
CURICÓ
Plaza de armas, 19:00 horas.
PANGUIPULLI
Plaza Bernardo O Higginss, 10:00 horas.
IQUIQUE
Plaza Condell, 18:00 horas.
Convocan: Organizaciones Autónomas de Iquique.
EL QUISCO
Municipalidad del Quisco marcha hacia la Plaza del Quisco, 19:00 horas.
CONVOCATORIAS EN EL EXTRANJERO
VIEDMA, RÍO NEGRO
Curru Leufu, Puelmapu.
Plaza San Martín 10.30 horas.
Convoca: Pueblo Mapuche.
Una madre revisa los pantalones de su hijo de 8 años antes de lavarlos y del bolsillo derecho cae una piedrecita. No es una piedrecita. Hay que imaginar la escena: el niño camina pensativo tratando de resolver un problema muy grande -el de un compañero de escuela muerto o el de la noche oscura y sin fronteras- y tanta es su angustia que se inclina al borde del sendero. Concreta ahí todo ese malestar abstracto: la palpa, la acaricia, la lanza al aire, la empuña y, ya un poco aliviado, la guarda en el bolsillo. Cada vez que le vuelve ese temor incomprensible, busca en el pantalón y cierra la mano sobre ella. No es una piedrecita; es un problema o, mejor aún, una tentativa de solución. Y por eso la madre, cuando la ve caer ahora del bolsillo, siente una mezcla de ternura y de ansiedad. En el último mes, su hijo ha recogido siete piedrecitas del camino, Unas de alegría y otras de dolor.
Así son los chicos. Así somos todos. Lo que no podemos explicar, lo que no podemos arreglar, lo que nos asusta o nos hace felices nos lo guardamos en el bolsillo. Primero empezamos recogiendo guijarros y después pasamos a acumular palabras y nombres. Amuletos, torniquetes y signos, los nombres son, en efecto, las piedras guardadas en la boca con las que tratamos, en un solo gesto, de conjurar el mal, solidificar el mundo y representar nuestras emociones.
¿Por qué sentimos la tentación de derribar los muros y es en cambio un crimen bombardear una casa?
Porque los muros no tienen ojos y las casas sí.
¿Por qué los barcos tienen nombre y los coches no?
Porque los barcos tienen alma y los coches no.
"Alma", lo sabemos, no describe más que una determinada intensidad de la voluntad, una particular presencia del objeto, una terquedad de la atención. Hay criaturas -como el Dios judío- que no pueden ser nombradas y otras, en cambio, que están pidiendo a gritos un nombre al que responder. Si tratamos de asir la práctica en una regla, podemos decir que ponemos nombre a los cuerpos u objetos que cumplen al menos una de estas tres condiciones:
- Nombramos lo que hemos hecho con nuestras propias manos (incluido, claro, el cuerpo del amado, fabricado por nuestras caricias, construido con nuestra ternura, rebautizado una y otra vez, para aferrarlo mejor, con toda clase de diminutivos y paranimias).
- Nombramos también todo aquello a lo que hemos añadido nuestra propia vida a través de un largo uso o una atención constante. Los melanesios ponen nombre a sus cucharas de palo, los marineros a sus barcos, los granjeros a sus cinco vacas.
- Nombramos también todo aquello de lo que queremos apoderarnos. Colón renombró las tierras que iba conquistando mientras la Iglesia rebautizaba a los indígenas forzados a la conversión. Los estadounidenses se apropiaron de las sequoyas de California poniéndoles nombres de generales yanquis.
Pero si se trata de apoderarse de algo o de alguien, digámoslo enseguida, los nombres son poco eficaces y hasta peligrosos, pues todo lo que tiene nombre -aunque no sea el suyo propio- puede rebelarse contra su Nominador. El esclavo puede responder a la llamada del amo, pero también puede ser llamado por el amor, la razón o la revolución.
En realidad el dominio absoluto prefiere precisamente negar -o arrancar- el nombre a sus esclavos. Una de las formas elementales de negar el nombre es el número, que acepta o impone la intercambiabilidad de todas las existencias. Ni siquiera el más avaro de los hombres bautizaría una por una sus monedas; al codicioso no le importa que sean concretamente ésas sino que sean muchas y produzcan muchas más. No quiere llamarlas sino contarlas. Lo mismo pasa con el carcelero, el cumplimiento de cuya misión, al margen de caprichos compasivos y tentaciones humanas, depende del hecho de que sustituya el nombre del prisionero por una cifra. El dinero y los prisioneros no se nombran; sencillamente se numeran.
Pero lo contrario del nombre es sobre todo la "marca". Los perros, los tigres, las ratas marcan su territorio con saliva o con orina. Los capataces esclavistas y los maridos machistas marcan a golpes los cuerpos con el ignominioso copyright de su crueldad. El racista marca a sus víctimas con un genérico de especie: para los colonos franceses, por ejemplo, todos los argelinos eran "Mohamed" y todas las argelinas "Fatma". El dios iracundo, por su parte, marca las puertas que asaltará el ángel exterminador. Pero lo mismo pasa con la riqueza: el ganadero rico, que no tiene cinco sino cinco mil vacas, graba en sus lomos el fuego de su dominio y en los olivos del terrateniente no figura el nombre de un enamorado sino la mordedura fría de su propiedad.
Esa es también la fuerza íntima del capitalismo. Las grandes empresas y multinacionales marcan sus productos -confeccionados por desconocidos- y venden de hecho no los productos sino las marcas, con las que marcan a millones y millones de consumidores. Los coches no tienen nombre propio, al contrario que los barcos, porque nunca llegamos a apropiárnoslos a través del uso; siguen siendo propiedad de Seat, Volkswagen o Mercedes y nuestro prestigio no depende de que el coche sea nuestro -y lo amemos como a una cuchara de palo o a una vaca- sino de que nosotros portemos orgullosos la marca de nuestra ausencia y desposesión. Ilf y Petrov, dos escritores soviéticos que recorrieron EEUU a finales de 1935, no comprendían que los autores y los usuarios de las grandes realizaciones tecnológicas estadounidenses (centrales eléctricas o automóviles) permaneciesen ocultos bajo la etiqueta de una Marca Privada. El gran Ford, les explicaba su guía, no era conocido y respetado como mecánico sino como comerciante y si tenía que rivalizar en fama con los más temibles gánsteres era porque, bajo el capitalismo, “la gloria es una mercancía y, como todas las mercancías, rinde beneficios no a quien la produce sino a quien la comercializa”. El capitalismo disuelve sin parar los nombres individuales y, si algunos de ellos llegan a ser conocidos, es sólo a condición precisamente de que dejen de ser nombres para convertirse en “marcas”. Eso es lo que pasó con Ford y es lo que ha pasado, por ejemplo, con Michael Jackson, Fernando Alonso o Cristiano Ronaldo: su nombre es la marca que marca su falta de nombre y marca también nuestra pasividad de reses mansas sin bautizar.
Hay que defender los nombres y defenderlos también como medida de la producción y del consumo. ¿Cuántas cosas debemos poseer? ¿Cuándo debemos cambiarlas por otras? El cálculo es sencillo. Debemos ser tan pobres como sea necesario para poder poner nombre a todas nuestras cosas y usarlas tanto tiempo como sea indispensable para que respondan cuando las llamemos.
La madre que revisa el pantalón de su hijo de 8 años se preocupa al ver la piedrecita que nombra por aproximación -como todos los nombres- las angustias y temores del niño. Pero debería preocuparse mucho más al ver la marca -Levis, Pepe, Lee- que marca su cuerpo como si fuera la vaca de un ganadero rico. Contra las marcas, contra todas las marcas, debemos recuperar los amuletos, los torniquetes, los signos: los nombres con los que podemos llamarnos los unos a los otros y llamar al mismo tiempo al amor, a la razón y a la revolución.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.