Hay un problema muy complicado en la política a nivel mundial, no hay que ser muy observador para notar esto, pero en este caso me refiero particularmente a la ceguera tanto ciudadana como de los partidos políticos oficiales de varios países que podríamos decir, conforman la estructura política-económica de occidente.
El mundo actualmente esta controlado por grandes corporaciones, que por un lado generan atrayentes innovaciones tecnológicas, avances económicos para una minoría en todos los ámbitos de la producción mundial de servicios y materias primas, y que por otro lado sostienen un modo de vida que hace imposible una armonía social y el respeto de los derechos humanos en los países mas pobres del planeta. La ilusión actual que generan cada uno de los países donde nacemos, acerca de la autonomía que podemos disfrutar solamente por elegir a quienes nos gobiernan, y por contar con unas fronteras geopolíticas en muchos casos conquistadas a sangre y fuego. Es actualmente una visión, por lo menos ingenua, y para otros una visión más que conveniente a sus ambiciones particulares.
La actual distribución económica mundial es demasiado evidente, es de una desigualdad que da vértigo cuando se estudian sus estragos en los seres humanos, pero ningún líder político puede plantear hoy en día esto como un caso importante en los destinos de una nación-estado. La concentración del capital internacional es abrumante, hasta la saciedad se repite por diversos medios críticos a la actual economía global, que las grandes transnacionales o corporaciones, sobre todo asociadas a los ámbitos de energía, tecnologías de la información, farmacéuticas, armas, etc. Asociadas a las instituciones que ellas mismas financian junto con los gobiernos títeres de occidente como son el FMI, OMC, BM y centros de estudios fieles (ciegos seria mas adecuado decir) a sus políticas, son los mayores responsables de la cantidad de miserias que deben soportar los países menos “desarrollados”. En África se han producido innumerables guerras tribales financiadas desde el extranjero por el control de valiosos recursos de esas tierras.
Evidente fue el caso Delta del Níger a mediados de la década de los 90, donde murieron por la horca, líderes pacifistas que querían frenar la destrucción de sus ecosistemas, en este caso la tierra de los Ogoni; “Lo que Shell y Chevron han hecho al pueblo ogoni, a sus tierras y a sus ríos, a sus arroyos y a su atmósfera podría llamarse genocidio. El alma del pueblo ogoni está muriendo y yo soy su testigo" esto fue suficiente para asesinar por medio de la vil horca al escrito e intelectual Ken Saro-Wiwa y ocho dirigentes mas del movimiento por la supervivencia del pueblo ogoni, acusados de un crimen que ocurrió mientras ellos ya estaban detenidos. En nada quedaron las peticiones de todo el mundo para que el director de shell pudiese mediar ante el gobierno nigeriano para salvarlos de la horca. Es mas, luego de esto vino una masacre como de costumbre de los gobiernos títeres que le costaron la vida a casi dos mil seres humanos, en palabras del director de la shell de África de esa época John Jennings “Para una empresa comercial que se propone realizar inversiones, es necesario un ambiente de estabilidad. Las dictaduras ofrecen eso.”
Este caso es paradigmático para el surgimiento del movimiento antiglobalización, porque ante tanta barbarie se necesitaba un poco de decencia para decir NO a este sistema económico criminal, que beneficia con combustibles que mejoran la calidad de vida de personas del primer mundo, matando y asesinando a los seres humanos de los países pobres.
Pero no, nuestros dirigentes políticos aun nos intentan seducir con buenas intenciones y un prospero desarrollo “si hacemos las cosas bien”. Como si de ellos dependiera, en verdad el poder que ellos pueden representar para el mapa mundial es más bien escaso y pobre. Es patética la arrogancia de los líderes políticos hablando de cambios y transformaciones sociales como si realmente pudiesen tener el poder de hacerlos. Como alternativa nos queda a los seres humanos unirnos como ciudadanos globales, no existirá sostenibilidad alguna si existe la miseria y el sometimiento a los cuales son arrastrados bastas zonas del planeta para beneficiar e unas pocas manos corporativas. El planeta es nuestro, esta secuestrado por algunos bárbaros de cuello y corbata, pero el derecho es nuestro de recuperarlo.
Debemos mostrar y enrostrar la pobreza de miras de nuestros dirigentes políticos, cultivándonos como ciudadanos globales al tanto del desarrollo que el planeta lleva bajo cierto predominio ideológico, en este caso de tipo neoliberal económico. Ocupar la misma fuerza del gigante para que caiga no es mala idea, si quieren globalización se la daremos, globalización de los derechos y libertades de todos los seres humanos que habitan este planeta. Reconocimiento universal de un nuevo tipo de ciudadano, un ciudadano global.